Las crisis empresariales pueden producirse por motivos de muy diversa índole. Cabe decir que muchas veces no se debe a una mala gestión de la compañía sino a cuestiones externas, como crisis económicas, fenómenos naturales o cambios legislativos inesperados.
Es evidente que la crisis financiera global iniciada en 2008 afectó gravemente a la actividad empresarial. La caída en picado del valor de los activos inmobiliarios generó la insolvencia de muchos bancos, que dejaron de prestar dinero a familias y empresas, lo que, unido a la incertidumbre sobre una eventual recuperación económica, frenó por completo el consumo por parte de la población. Como consecuencia, la facturación de las compañías se redujo, lo que en muchos casos conllevó su declaración en situación de bancarrota.
Por su parte, la producción de fenómenos naturales, como incendios o inundaciones, puede acarrear la destrucción de instalaciones industriales o comerciales, cuya reparación supone, en muchas ocasiones, un gasto inasumible para las empresas afectadas.
Del mismo modo, cambios en la normativa reguladora de determinados sectores de actividad pueden dar lugar a la imposición de nuevas restricciones. Algunas de ellas impactan directamente en los ingresos y gastos de las empresas, impidiendo que continúen con su operativa en el mercado mientras no cumplan con nuevas exigencias ambientales o físicas, lo que requiere en muchos casos de inversiones de elevada cuantía, so pena de multa pecuniaria.
En este artículo, desde Nopal nos centraremos en aquellos factores de carácter interno que pueden dar lugar a una crisis empresarial y que, a diferencia de los indicados anteriormente, se encuentran bajo el control de los empresarios. En particular:
Falta de análisis del mercado
Como consecuencia del surgimiento de las tecnologías de la información y la comunicación, así como de la globalización y la digitalización, el mercado se encuentra en constante cambio, dando lugar al surgimiento de nuevas necesidades en los consumidores.
Estar atento a las últimas novedades surgidas en el campo en el que opera una empresa, nuevos nichos de mercado, o la tendencia en los hábitos de compra de sus potenciales clientes es fundamental para no quedarse atrás. De lo contrario, la empresa queda obsoleta y deja de despertar interés en los consumidores.
Igualmente, conocer en profundidad cuáles son las principales compañías que compiten en el mismo sector empresarial, así como los precios que manejan y las innovaciones introducidas en sus productos, garantiza a las empresas la búsqueda continua de mejora en la creación de valor para sus clientes.
Insuficiente atención al cliente
La falta de atención suficiente al cliente es otra de las principales causas de la mala praxis. El éxito de un producto no asegura el éxito de la compañía, siendo importante tanto alcanzar la cima, como saber mantenerse.
Las empresas no deben perder nunca de vista que la clave de su éxito reside en dejar satisfechos con su compra a los clientes, siendo fundamental para ello que no escatimen esfuerzos ni recursos en mejorar las cualidades de sus productos, su plazo de entrega (en el caso de venta online) o su servicio de post venta, así como descubrir nuevas formas de sorprender a su público objetivo.
Falta de planificación operativa, económica o comercial
Otra de las causas del fracaso empresarial reside en la falta de planificación, que conduce a las compañías a aplicar soluciones inadecuadas para problemas que podrían haberse evitado, lo que acaba afectando a la reputación de la marca y deteriorando la imagen que los consumidores tienen de la compañía.
La clave para una dirección mercantil óptima es la planificación de todos los ámbitos del negocio. Por un lado, es imprescindible una adecuada planificación económica. La elaboración de un plan de tesorería que incluya la previsión del flujo de cobros y pagos que se espera para un determinado periodo de tiempo permite conocer a una empresa si dispone de recursos líquidos suficientes para hacer frente a sus obligaciones exigibles en el corto plazo, si necesita formalizar una operación de crédito, o si su endeudamiento comercial o financiero es excesivo y conviene encontrar nuevas formas de generar ingresos propios.
Por su parte, la planificación del proceso de producción requiere la coordinación del área de compras con el espacio disponible en almacenes y los tiempos del proceso de producción; mientras que la planificación de las ventas exige el diseño de una adecuada estrategia de marketing y publicidad.
Falta de atención a los trabajadores
Que los trabajadores se sientan alineados con los valores de la empresa es fundamental para que desempeñen su trabajo en óptimas condiciones, y ello solo se consigue cuando los empleados se sienten valorados y cuidados por su empleador.
Problemas de convivencia entre socios capitalistas
Los problemas de entendimiento entre los socios titulares de una empresa también perjudican notablemente la gestión de cualquier compañía.